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La culpa es de la vaca

La mariposa perdida

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Dijo un niño: “Dios, habla conmigo”.

Y entonces una alondra del campo cantó, pero el niño no la escuchó.

El niño exclamó: “¡Dios, háblame!”

Y un trueno resonó por todo el cielo, pero el niño no lo escuchó.

El niño miró a su alrededor y dijo: “Dios, déjame mirarte”.

Y una estrella se iluminó, radiante, pero el niño no se dio cuenta.

Y el niño gritó de nuevo: “Dios, muéstrame un milagro”.

Y una vida nació de un huevo, pero el niño no lo notó.

Llorando desesperadamente, dijo: “Tócame, Dios, para saber que estás conmigo”.

Dios se inclinó y tocó al niño. Pero él se sacudió la mariposa.


Muchas veces las cosas que pasamos por alto son aquellas que hemos estado buscando.

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* “Dios, ¿eres real?” Tomado de Internet, 5 de noviembre de 2000.

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